De experimentos suburbanos, bibliotecas fantásticas y fideos Dan Dan

Quienes me conocen saben que yo no soy una persona de suburbios. De hecho, puede que sea la categoría de organización territorial a la que más le huyo, por lo que les parecerá extraño que haya dedicado casi un día a visitar uno; pero Tianfu, el suburbio que visité ese día, no es un suburbio normal.

Tianfu es parte del experimento suburbano al que está apostando la ciudad de Chengdú en su afán por mantenerse como una ciudad relajada y con alta calidad de vida mientras continua siendo un polo de desarrollo económico. Si ustedes ven un mapa de Chengdú, se nota claramente una ciudad bien delimitada por un anillo “verde” -que parece ser un buffer– y varias ciudades satélite a su alrededor -Tianfu es una de ellas-.

Por lo que entiendo, Chengdú quiere que sus suburbios sean lugares vibrantes y atractivos – no solo para la gente que los habita- y que ofrezcan la misma calidad de vida que el centro de la ciudad, eso implica: áreas verdes -fácil de lograr en un suburbio-, movilidad más allá del auto y bien conectada – más difícil-, y con acceso a servicios, comercio, arte y cultura -mucho más difícil-. De forma que no sean una ciudad que solo crece en su centro, con todo lo que implica: tráfico, costo de la vivienda, presión para la prestación de servicios, etc.

Tianfu es un suburbio grande -aunque una buena parte del proyecto está todavía en construcción, por eso digo “apostando”- que cuenta con acceso al centro por tres distintas líneas de metro, infraestructura para ciclistas y muchas rutas de camión, un centro económico y comercial importante, parques en forma de L en cada cuatro cuadras de forma que todos los complejos residenciales tengan acceso directo a un parque desde su manzana y un parque central que es su corazón artístico y cultural. Este parque era mi destino y lo tenía mapeado desde antes de venir porque aquí se encuentran dos museos de arte que me aparecían en algunas páginas de arquitectura (pero no aparecen en las guías turísticas).

Antes de continuar, tengo que confesar que tenía algo de miedo porque todo mundo habla de los elefantes blancos de China, de sus suburbios vacíos y, de lo poco que había leído sobre este sitio, “lo difícil que era mantener museos como estos” y que estaban “abandonados” -y eso que todo lo que leo de China me lo tomo como con 183,376 granitos de sal, porque nada le gusta más a la prensa occidental que hablar mal de China, pero tenía miedo de que tuviera algo de razón, porque sí he visto varios complejos de edificios suburbanos que no se ven muy habitados que digamos -aunque la mayoría sí lo están-.

Boy, was I wrong… ¡Qué lugar tan espectacular! Imaginen un lago precioso; al norte de él, hay un parque; al este, un museo de arte con una arquitectura y unas esculturas de locos; al sur, un espacio comercial y gastronómico muy bonito-este es el que va más lento, se ve que varios locales están abriendo apenas- y; al oeste, dos edificios verdaderamente hermosos -pero más discretos-, el primero, un museo de arte contemporáneo y, el segundo, una biblioteca de artes y humanidades.

Los museos están divinos, tenían unas exposiciones impresionantes y había mucha gente disfrutándolas. En el de arte vi dos exposiciones que me encantaron, una sobre el movimiento avant-garde en Rusia con múltiples Chagalls, Kandinskys y otros grandes artistas rusos, y una retrospectiva de Huang Yongyu ,un ilustrador chino que usa técnicas tradicionales y, de verdad, son de las ilustraciones más increíbles que he visto. En el museo de arte contemporeaneo tenían una retrospectiva impactante de Xu Bing, un artista chino importantísimo, del que ya había visto, en otro momento, fragmentos de una película “grabada” con puro footage de CCTV (¡que también tenían aquí!) que me había fascinado.

Notarán que el título del post no habla sobre museos – a pesar de que estuvieron ultra-, habla sobre bibliotecas y eso es deliberado. No sabía que habría una biblioteca en ese complejo, y entré porque se veía que se podía entrar y tenía tiempo y pensé que ¿por qué no? De verdad, ¡qué fantástico lugar! Lo primero que me sorprendió fue que tenía una arquitectura hermosa, inspiradora, cálida, suave, que invitaba a leer; pero, realmente, lo más impresionante es que estaba llena -a rebozar- de gente leyendo, haciendo tarea solos o en grupo, trabajando en sus compus, viendo su celular, descansando, reflexionando, qué sé yo. Y no se sentía como “ambiente estricto de biblioteca” sino como un lugar alivianado pero donde todos eran respetuosos, la gente tenía bebidas (cafés, tés, jugos), miles de papeles, cuadernos, y cosas, y no parecía haber muchas reglas más que estar en relativo silencio. Y era enorme, realmente lo que ven en las fotos solo es la “fachada” arquitectónica; atrás de esas paredes hay espacios enteros de biblioteca “normal” con sus cientos de estantes con miles y miles y miles de libros, cuartos de cómputo, áreas para estudiar, área para niños, galerías y espacios de arte con exposiciones lindas sobre Chengdú, cafetería, espacios para comer (porque claro que nadie estaba comiendo en los escritorios). Casi lloro.

Será interesante volver a Tianfu en unos años. Al terminar de estar en el parque central, y bastante inspirada, agarré la bici -claro que por ser suburbio no son distancias muy caminables- para recorrer el resto del proyecto; los parques ya están listos y había mucha gente en ellos, muchos edificios residenciales ya están habitados, muchos por concluirse y todavía hay muchos que están comenzando, hay varios edificios de oficinas/comerciales que se ve están empezando a ocupar. No es un “ghost town”, es un proyecto al que están apostando y estoy casi segura de que será exitoso.

En la tarde noche regresé al centro de Chengdú, 14 minutos en metro a la estación principal para ser precisos. Agarré de nuevo la bici para recorrer una zona importante que me había quedado con la sensación de que apenas había visto. Y, efectivamente, encontré unas calles preciosas, arboladas y llenas de lugarcitos increíbles, y en eso me cayó un veinte, ¡no había comido fideos Dan Dan! Un clásico regional que yo me jacto de cocinar. Eso me llevo a una búsqueda en mis apps chinas donde encontré una calle que es el paraíso de cualquier foodie: decenas de restaurantes con distinta oferta gastronómica -en Chengdú hay muchísima variedad-, y un ambiente festivo y divertido, y ahí, para cerrar con broche de oro, encontré un restaurantcito donde me comí los noodles más deliciosos de mi cortísima estancia en Chengdú.

Me quedo con la sensación de que apenas vi una mini capita de esta ciudad espectacular. Ni modo, tendré que regresar.


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2 responses to “De experimentos suburbanos, bibliotecas fantásticas y fideos Dan Dan”

  1. educaremx5d443e1433 Avatar
    educaremx5d443e1433

    qué increíble Tianfu, pues no se ve nada proyecto, ya se ve a todo! Eso es planificar su crecimiento. Que se preocupe occidente. Y el museo de arte contemporáneo me recordó el de Tokio, los dos divinos.

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    1. Sí no? Súper planeación! Justo a mi también me lo recordó!

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