A pesar de ser una ciudad increíble, Chongqing no se caracteriza por ser una ciudad artística o cultural. Claro, hay grandes teatros con eventos de alto nivel con grandes producciones de teatro y música clásica y uno que otro buen museo – mucho más enfocados a historia que a arte-, pero uno no visita Chongqing por su oferta en esta categoría-a diferencia de Shanghái u otras ciudades chinas-. A pesar de eso, Chongqing es casa de una de las escuelas de bellas de artes más importantes del oeste de China, el Sichuan Fine Arts Institute . Su campus se encuentra en Huangjueping, una colonia en los suburbios, jovial y divertida donde empecé mi sábado.
Extraño para China -donde no he visto un grafiti y hay pocos murales-, Huanjueping es una pequeña colonia llena de arte urbano donde los edificios están decorados con coloridos diseños y uno que otro mural bastante impactante. Además, todas las paredes están “intervenidas” por la gente -en las tienditas venden pintura y pinceles para que cualquiera deje su marca en las bardas, postes y esculturas de la colonia- y está lleno de locales dirigidos a la gente joven, donde venden chácharas y algunos artículos para hacer arte. Comí por ahí una hamburguesa de pollo; Chongqing tiene un pequeño problema y es que hay muy poca variedad gastronómica -sí, están deliciosos sus noodles y su hot pot, pero literalmente en el 98% de los restaurantes venden exactamente lo mismo, y hasta uno, que ama la pimienta de Sichuán, se cansa del mismo sabor-.
Después de recorrer las callecitas de la colonia, comencé mi visita por campus del Sichuan Fine Arts Institute -los campus, generalmente, no están abiertos al público, pero este tiene un pequeño museo adentro y con un registro ya te dejan entrar y lo puedes recorrer sin problemas-. El campus está divino: arbolado, con edificios interesantes, esculturas y espacios recreativos. Por ser sábado, el campus estaba bastante tranquilo, uno que otro estudiante echando un café, pero no mucho más. El museo universitario, entendí, promueve principalmente a los artistas que estudian o estudiaron en esa escuela. Había 3 exposiciones; una de un caricaturista bastante importante y que en algún punto dirigió algún departamento en la universidad, una de estudiantes de posgrado de artes tradicionales -con piezas bastante interesantes- y una de pósteres socialistas hechos por niños de primaria y secundaria de la zona. Además hay una pequeña galería que exhibe las obras donadas a la universidad.
Más en la tarde me moví al lado opuesto de la ciudad – llegué bastante rápido en su súper metro- a pasear a una zona comercial enorme, donde varios malls rodean una gran plaza -muy de locales-, donde creo que estaba medio Chongqing disfrutando el sábado y aprovechando las baratas de fin de año. Siguiendo mi técnica de exploración de ciudades, decidí caminar de ese punto a la siguiente estación de metro, y en esta ocasión sí me salió el tiro por la culata: la entrada a la que quería ir estaba cerrada y las otras parecían estar a una colina de distancia. Acabé caminando en una autopista medio en medio de la nada, pensando en si mejor tomaba un Didi para regresar, pero sin querer que me “ganara” el transporte público mejor aprendí a tomar camiones para que me llevara a la siguiente parada de metro -que a pesar de lo retadora que se ve la foto, con el traductor fue bastante sencillo-.
En la tarde-noche, hice una última parada -ya muy cerca de mi hotel- para tomar fotitos de Hongya Caves, una atracción turística que parte de su encanto es su iluminación (¡les había dicho que los chinos aman la buena iluminación!) y, continuando con el break de comida local, cené comida Hong Kongesa antes de regresar a mi hotelito a descansar.





























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