Empieza una nueva aventura que llevo muchos años queriendo hacer: China.
Han sido meses de planeación y de verdad estoy muy emocionada porque creo que lo hice bien (ya iremos viendo). Planear un viaje a China es mucho más complicado que a otros lugares: hay poco acceso a información y me da la impresión de que la mayoría viajan en tour -o organizado por agencias- o en plan mochilazo máximo, ninguno de los dos mi caso pues voy sola y me voy 23 días a explorar 3 ciudades (y algo de montaña/pueblito) en plan tranquilo. De verdad hay poca información y la que hay no es muy mi estilo; le tuve que dedicar un buen rato a encontrar museos -más allá de los típicos-, galerías, arquitectura, parques, librerías, etc. Con chatty (ChatGPT, mi gran aliado en esta planeación) pasé horas defininendo zonas de la ciudad que me pudieran gustar, traduciendo del inglés al chino direcciones y otros detalles para ir preparada.
Por otro lado, requiere más esfuerzo porque nuestro internet está bloqueado: necesitas bajar las aplicaciones chinas y usar un VPN y todo es en chino y la información en Google maps no es precisa entonces hay que validarla. Estos inconvenientes ya los había (medio) vivido ya que no es la primera vez que voy a China continental. En el 2014 estuve como 6-7 días en Shanghái y lo amé y me divertí muchísimo con amigos que hice en mi hostal. Digo “medio” porque eran otros tiempos, yo llevaba casi tres meses viajando en Asia entonces estaba cansada y, la verdad, ya no recuerdo mucho cómo ni qué planeé – tenía una lonely planet y poco acceso a internet-. Tiempos blurry, aunque saber estos detalles me fueron muy útiles para planear este viaje -al menos saber que le tendría que dedicar más esfuerzo que en otras ocasiones-.

Entre las cosas que más me entusiasman del viaje es ver cómo ha cambiado China desde aquella vez que fui. Hace 10 años, Shanghái era una ciudad impresionante, pero estoy segura de que ahora sí ya es el futuro. Quiero subirme a su red de trenes bala, quiero ver sus nuevas estaciones, sus nuevos edificios, museos, obras públicas, sus ciudades 100% con coches eléctricos, quiero ver si y cómo siguen logrando mezclar tradición con modernidad. Y quiero comer TODA su comida.
Además de Shanghái (8-9 días) voy a dos ciudades: Chongqing (5 días), una ciudad ciberpunk y atascada, llena de rascacielos, en la que los trenes cruzan los a través de los edificios, pero que al mismo tiempo parece tener unas callecitas antiguas hermosas y una colonia entera – donde se encuentra la Escuela de Bellas Artes de Sichuán- dedicada al arte, y a Chengdú (5 días), la capital de Sichuán, con comida increíble, pandas, parques hermosos, museos impactantes y mucha historia.
Entre Shanghái y Chongqing visitaré Zhangjiajie (2 días), un parque nacional que se ve increíble y en el que se inspiraron para el mundo de Avatar y a Fenghuang (1ish días), un pueblito milenario en un río.

Todo lo recorreré en tren (bala, obvio), y eso también me da mucha emoción (y espero que tiempo para escribir este blog). Les iré contando mis días, impresiones, recomendaciones y demás por este medio. Ahora, mil horas de vuelo.
拜拜 (Bàibài)

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