La montaña Tianmen es una locura, pero a lo que uno verdaderamente va a Zhanjiajie es al Zhanjiajie National Forest Park, un lugar que, les puedo confirmar, amerita cruzar medio China para visitarlo. Este parque es la inspiración para el mundo de Avatar, entonces se pueden dar una idea de la belleza de lugar. Y de nuevo, el invierno puede que no sea su temporada más frondosa y el día estaba muy gris -en un buen día en verano ha de ser más que espectacular-, pero igual ha sido de las cosas más impactantes que he visto y, como plus, el parque estaba súper tranquilo, lo que permite visitar sin gentíos las miles de cosas que hay por hacer -porque no me quiero ni imaginar los gentíos en un buen día de verano-.
Los chinos son unos maestros de la organización y eso hace verdaderamente fácil visitar Zhangjiajie. El parque es enorme (48 km cuadrados) y no pueden entrar coches, entonces tienen un sistema de camioncitos con rutas que te van dejando en distintos puntos de interés. En estos puntos hay distintas actividades, unas accesibles para todos (sillas de ruedas, carriolas, etc., por ejemplo, un trenecito que te pasea por una ruta muy linda), rutas en caminos predefinidos -unos más rudos que otros pero todos con miradores y puntos de servicio- y hikes para gente más exploradora que ya va en plan naturaleza. También hay actividades con la comunidad que vive en el parque, como ver plantíos de té y de arroz, pero no en temporada invernal. Casi todo está en inglés y en general se entiende bastante bien el sistema -si no, pues medio preguntas y medio te dicen y listo-. En las paradas principales hay estaciones de servicio con comida (unas hasta con KFC -les fascina acá-), baños impecables, servicios de emergencia, etc. En el resto solo hay una banca para esperar al camión. ¡Ah! y hay muchísimos macacos adorables.
Comencé mi día en el primer punto de interés, con el paseo en trenecito -eran 5km que no valía la pena caminar al inicio del día- que te llevaba a una ruta que incluía cientos de escaleras para subir a un pilar increíble -que 100% valió la pena subir a pesar del atasque de escalones del día anterior-. De ahí, tomé de nuevo el camión sin saber – otra vez- lo que me esperaba en mi siguiente parada.
Claramente los chinos, siendo ellos, no se iban a quedar con una ruta de camioncitos funcional y ya. Al igual que la montaña de Tianmen, estas montañas tienen grandes acantilados y pilares, y es muy difícil subir de la manera tradicional. Para solucionar este “problemita” se ingeniaron una de las cosas más cool que he visto: ¡un elevador exterior que te sube a la montaña! (nunca subo videos al blog -hay que subirlos a YouTube y demás- pero esto sí amerita, tarda un rato en empezar pero es parte del chiste). El elevador sube 326 metros en un minuto y medio.
Ya en la parte alta del parque hay de nuevo rutas de camioncitos y caminitos en el acantilado y otras rutas de hike y actividades varias -se ve que la comunidad vive ahí arriba y hay cachos del bosque que se usan para agricultura y ahí están sus pobladíos. Aquí es donde vale la pena dedicar más tiempo, las vistas de los acantilados y los pilaress son, de verdad, de fuera de este mundo. Fui recorriendo varios puntos, siguiendo en su mayoría las recomendaciones de la chica del hotel, pero agregué un par más. Les dejo las fotos porque es difícil describirlo. Y al final del recorrido -bueno, del que yo hice, no todos hacen el mismo- hay un teleférico tan impactante como los de Tianmen que te baja de la montaña para tomar un camioncito más que te deja en la entrada. El parque está pensado para visitarse durante varios días -el boleto es de 4 días-, entonces yo solo hice los highlights, pero me imagino que ha de haber unos lugares de locura y alejados de las multitudes para los más aventureros.
7 horas-de-parque después, regresé a mi ciudad (en Didi, todo esa logística es seamless por eso ni la platico) muerta de hambre y, en un centro comercial -en Asia se come súper bien en los centros comerciales-, me zampé medio pato pequinés. Y quizás comer pato pequinés en Zhangjiaje es el equivalente a comer cochinita pibil en Aguascalientes, pero no soy ninguna experta en pato y, para mí, estuvo delicioso y era justo lo que mi cuerpecito necesitaba después de ese día tan espectacular.



















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