Nota: Las fotos de este día no le hacen justicia a la belleza de montaña. Era un día neblinosísimo y las fotos salen entre grises y apagadas. Las vistas eran espectaculares, aunque no me puedo imaginar cómo se ven en un día con más claridad. Igual, hice mi esfuercito.
Que una persona con mis gustos y preferencias dedique un par de días de su preciado viaje a salir a la montaña, ya es un indicador de que la montaña tiene que tener algo de especial y mis expectativas de este lugar eran bastante altas, y les voy adelantando, que, a pesar del día gris y frío, no decepcionó. Como platicaba en mi post anterior, Zhangjiajie está en las faldas de una serie de parques naturales, el más cercano Tianmen Shan (Montaña de Tianmen “Puerta al cielo”). Tan cercano, que el punto de entrada al parque está técnicamente adentro de la ciudad. Y nótese el “técnicamente” porque realmente ahí es donde se empieza a notar que los chinos están locos: la infraestructura para llegar al parque.
Tian Men es un monstruo, entre montaña y meseta, con unos acantilados de locura y a menos de que seas cabra, no veo cómo se puede subir ese lugar (hay rutas, pero digamos que no para cualquiera). Los chinos se las ingeniaron y construyeron el teleférico más largo del mundo, donde en un recorrido de 7.5 km subes 1.3km (con pendiente de hasta 37 grados). No pueden entender lo que fue esto, 15 minutos de recorrido y crees que ya llegaste y resulta que llegas a una estación intermedia donde el teleférico agarra fuerza para subir el último cacho, con una inclinación de locura. Y alguien me va a tener que explicar la física e ingeniería atrás de esto, porque para mi fue una experiencia casi sobrenatural.
Al llegar a la cima te reciben en una súper estación (se ve que este lugar está diseñado para recibir hordas de turistas en los meses cálidos – sugiero venir en invierno-) donde hay dos rutas muy bien diseñadas, la este y la oeste, que se encuentran en el punto más alto de la montaña (mesetuda) donde hay un templo budista milenario bastante importante -que reconstruyeron a mediados del siglo pasado.- Yo, por recomendación de la chica de mi hotel, hice la ruta oeste, visité el templo y luego un tramito de la este.
Más que pasear por la cima que bastante boscosa y rocuda, uno pasea por kilómetros de caminos que salen del acantilado (¡hay cachos con piso de vidrio!). Vas encontrando miradores y puntos de descanso y la verdad es que está organizadísimo. Las vistas de verdad me dejaban sin palabras, pero el acantilado donde estábamos era lo verdaderamente impresionante.
Varios kilómetros de recorrido por estas rutas (muy extraño, todo está súper señalizado menos la distancia) llegué al templo y ¡qué lugar! Los templos budistas en China tienen ciertos detalles estéticos que son nuevos para mí y me fascinan. El uso de azules y muchos remates y detallitos, pero sin llegar a la atascadés dorada de otras culturas budistas. Habíamos muy pocas personas, hacía un frío de locos y con las nubes todo daba una sensación bastante eerie. Hermoso.
Una ventaja de que haya muy poca información en internet es que todo lo que sigue no sabía que venía.
Para mi regreso, la chica del hotel me había indicado algo de una “escalator” y yo solo sabía que tenía que dirigirme a ella. Y si creían que el teleférico era una locura ¡construyeron una serie de escaleras eléctricas adentro de la montaña! Cuando digo serie me refiero a 12 segmentos de escaleras larguísimas con las que bajas 370m para llegar de la cima a la parte alta del arco (ahorita explico esto). Dura 20 minutos. Adentro. De. La. Montaña.
La montaña tiene un arco/agujero de 130 metros (Tianmen Cave) que le da el nombre de Puerta al cielo. La escalera te deja en el punto donde comienza el arco y ahí hay unas escaleras (999) que bajan a un punto intermedio en la montaña (al parecer, también hay un elevador adentro de la montaña por si no quieres/puedes bajar 999 escalones, ¡ya ahí nada me sorprendía!). Bajarlas no fue menor, más que ya había recorrido toda la montaña, pero valió infinitamente la pena (hay gente que las sube, ya que hay distintas rutas y recorridos en la montaña, el que me recomendaron me pareció sensacional).
Al llegar a la base hay ¡otro! teleférico con una inclinación de locura que te lleva casi al pie de la montaña, donde un camioncito te lleva al punto de entrada. Una organización y logística impecable.
Después de unas 5 horas de paseo, llegué muerta al hotel a tomarme como dos litros de té de moras (una delicia local) para calentarme y botanear dumplings (porque estaban festajando el solsticio de invierno y es la tradición). Más tardecito cené una carne con arrocito deliciosa. Ah, en la mañana visité un templito adorable alado de mi hotel y comí en un changarrito delis, entonces por ahí verán esas fotos.








































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