mapas para planear o planear con mapas…

Dos cosas importantes sobre mí: 1) amo los mapas y 2) aborrezco la meticulosidad de hacer itinerarios.

Una de las cosas que realmente disfruto de ir varios días a una ciudad es que no tengo que planear hasta el último minuto de mi viaje. De hecho, no tengo que planear casi nada y más bien lo que hago es utilizar una técnica llamada (o, más bien, que en este instante estoy acuñando como) “planear con mapas.”

Descubrí que esta técnica es perfecta para mí un poco por casualidad y un poco porque cuando conocí Tokio tenía pocas restricciones de tiempo. En esa ocasión me lancé un mes para lo cual renté un cuarto en una casa compartida para estancias cortas y ya, no tenía mucho más organizado. En mis primeros días ahí me hice de un mapa de papel de la capital japonesa, el mapa estaba en coreano con los highlights en inglés y japonés -supongo se les habían acabado en otros idiomas, desde entonces (2014) eran una herramienta en desuso y me imagino cada vez imprimían menos- y, la barrera del idioma, hacía que fuera complicado mapear todos los puntos recomendados por mi Lonely Planet, solo encontraba los landmarks más importantes.

Si miran con detalle, el mapa del fondo es mi querido mapa coreano donde marcaba rutas y zonas para aventurarme. Al analizar esta foto noto que no estaba en inglés, sino que fue un trabajo arqueológico y artesanal de mi parte.

Pronto decidí que era futil y cambié de estrategia; basándome en mi guía, cada día encirculaba una sección del mapa y me aventaba a conocer la zona. Conocí Tokio a mi ritmo y descubriendo lugares que jamás hubiera encontrado de otra forma. Tenía tantos días en la ciudad que, sabía que, si me faltaba algo por visitar podría regresar al día siguiente.

Claro que lo anterior no aplica ni de lejos a todos los viajes. Es raro tener 30 días en una ciudad y no todas las ciudades son tan caminables y seguras como Tokio. Además, la tecnología ha avanzado lo suficiente como para dejar atrás el (adorable) mapa de papel y migrar a Google Maps (que obvio ya existía, pero mi acceso a internet fuera de mi casa era esporádico). Y, esto, me ha llevado a afinar la técnica “planear con mapas” que explico en el siguiente párrafo (y ojalá les resulte útil.)

Primero que nada hay que usar Google My Maps que, aunque parte de Google Maps, es una página independiente que te permite armar tus propios mapas. Puedes utilizar capas, delimitar polígonos, guardar lugares con íconos de distintas formas y colores, editar descripciones y otras funcionalidades. Es importante ser cuidadosos con las capas, porque sino uno corre el riesgo de acabar con un jolgorio por mapa.

La primera capa la utilizo para marcar los landmarks y puntos turísticos más importantes de la ciudad – esos que uno sí o sí debe visitar -. Procuro ser cuidadosa con los íconos y uso el mismo color para identificarlos cuando apilo muchas capas. En esta capa igual pongo el lugar donde me voy a hospedar.

La segunda capa la utilizo para agregar lugares que quiero visitar pero que no necesariamente salen en las guías turísticas. Por ejemplo, busco en blogs o artículos “arquitectura de… “, ” librerías imperdibles en…”, “tiendas de diseñadores locales en…” y lo que se me antoje lo marco en el mapa. Cuido mucho la iconografía y aquello a lo que considero imperdible le pongo algo especial (un ícono de dinosaurio, por ejemplo). En las descripciones pongo el link de dónde saqué la información o alguna anotación que me recuerde por qué quiero ir ahí. En esa capa igual pueden poner restaurantes, pero pueden ir en otra si son muy minuciosos.

En la tercera capa dibujo polígonos o zonas que engloban varios de los marcadores y parecen distancias manejables para descubrir a pie. Estos polígonos los medio corroboro con blogs y guías y (como diría Miguel mi hermano) ¡listo!, cada día me dirijo a una o dos zonas y deambulo con algo de rumbo por ellas, tratando de visitar los puntos que tengo mapeados.

Les comparto mi mapa de Bangkok en el que estoy planeando este viaje.

Claro que otra gran forma de conocer una ciudad, aunque no sé que tan fiable, es siguiendo a los viejitos. Mi primera vez en Tokio seguí a ese grupo de turistas locales y descubrí Nezu Shrine, uno de mis santuarios favoritos y al que he vuelto y volveré todas las veces que visite por allá.


¿Quieres mantenerte al tanto de Apuntes de una pulga?

Suscríbete para recibir los nuevos posts

Leave a comment