He tenido la suerte de poder visitar varios países en viajes increíbles, algunos de varios meses. He estado un buen rato en Japón e India, conozco bien Hong Kong, Malasia, Reino Unido, España y me he plantado en ciudades por largos periodos de tiempo. También tuve la oportundad de vivir en Berlín un par de años y aproveché para conocer y reconocer muchas ciudades europeas. Viajar siempre me ha llenado de emoción y es algo que ha defindo mi vida. He dejado trabajos para poder viajar, escogí las ciudades donde he vivido temporalmente por ser buenos puntos de salida para otros lugares, siempre estoy pensando en nuevos destinos y los feeds de mis redes siempre están atascados de personas cuyo trabajo es viajar por el mundo (y más de una vez me he preguntado si ese debió haber sido mi camino en la vida -aunque estoy casi segura de que no-). Pero supongo que la vida adulta me alcanzó; responsabilidades, deudas, trabajo, departamento. Y se nos cruzó una pandemia. Llevo unos años que mis viajes han sido, principalmente, a la bella ciudad de Monterrey (léase el “bella” en la entonación que desee) y, aunque tienen su encanto, estoy extremadamente emocionada por el hecho de tener un verdadero viaje en puerta.
algunos recuerdos de otros viajes





Ya no recordaba cómo se siente la expectativa de un viaje, esos lindos meses entre el día que uno se anima a comprar el boleto y el día del vuelo. Buscar hospedaje, verificar documentos, revisar guías, blogs y revistas con recomendaciones, ver fotos de platillos, investigar opciones de movilidad, divisas y comunicación. Empezar a conocer un lugar desde lejos e ir creando en el imaginario un destino que rara vez resulta ser como lo visualizamos.

En esta ocasión viajo a Bangkok, sí sólo a Bangkok. Voy 12 días, y apenas siento que serán suficientes. “¿Vas a dar la vuelta al mundo para sólo visitar una ciudad?” Claro, no voy a dar la vuelta al mundo para correr de ciudad en ciudad, y nunca pensaría ir a la capital de un país de +80 millones de habitantes, dinámico, con una cultura e historia riquísimas, menos de 10 días. La quiero conocer bien, conocer el barrio en el que me quedo y que se sienta como casa, tener lugares favoritos para comer y que la señora que atiende me reconozca, quiero ir a lugares fuera de las guías de turistas y tomarme el tiempo para recorrer los que sí aparecen en ellas.
Y, entre más lo pienso, más emoción me da viajar así. A un solo destino.
No sé a dónde me va a llevar mi vida. Pero, al menos, por lo que quiero en los años que vienen, creo que así serán mis siguientes oportunidades de viajar; entre 15-20 días para hacer un buen viaje, pero no mucho más. Pienso hacerlas así. Viajes a un solo destino, pero bien. Les iré contando.

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